8 jul 2014

YA EXISTÍAMOS LOS MALLORQUINES HOSPITALARIOS


 Nuestra Hospitalidad ha sido la más rezagada -por no decir la última- de las diócesis españolas en acudir a este servicio misionero. No es vergonzoso del todo este retraso. Se explica porque no es del todo verdad (Ya explicaremos un día las razones).


 No se trata de quién llegó primero en entronizar  a María, pues parece claro que los fervores hispanos por La Inmaculada fueron unísonos desde hace muchos siglos. Sí que hubo una carrera por quién, qué ciudad, universidad, gremio, familia o Rey  eran más clamorosos en defensa de lo que tardó muchos siglos en  ser proclamado dogma.

 Pero a los mallorquines nos conviene un poco de memoria para vencer la postergación en que nos hemos sumido solitos, éblouis por el éxito  de La Roqueta ante la industria de los forasteros (cuando nuestra condición histórica  era reservárnosla y preservarnos de la contaminación espiritual de la metrópoli!).

 Este es el recuerdo que debemos a nuestros antecesores: el 9 de febrero de 1908 se creó la Cofradía de la Inmaculada Concepción de Lourdes. El dr. obispo Campins la erigió canónicamente en el Oratorio de San Felipe Neri. Fue agregada a la Archicofradía de la Basílica de Lourdes el día 22 de marzo del mismo año. Tuvo centenares de asociados. Averiguaremos si fueron miles, como sospechamos.

 De momento sabemos, sentimos, que recomenzamos fuertes con y gracias al obispo Javier, pastor… y sherpa de una cordada que no sabemos si sube el monte Ararat, al Gólgota o al Carmel

 Es consubstancial al ser mallorquín necesitar ser espoleado por un forastero. Nos interesa su juicio, nos despierta y reafirma. Gracias a ellos retornamos a Lourdes, a la tierra firme. A la Roca. Sin ella La Roqueta se anegaría. Ya se está anegando. Algo mos destxondirà