29 oct 2013

LA VIRGEN DE LOURDES Y MALLORCA

Mallorca de repente tira toda a Francia
Lourdes lugar, y el hecho de la aparición de María a Bernardette, se percibieron en Mallorca -acaso más que en otros sitios de España-  muy cercanos, como propios. 

 ¿Por qué fue tan pronta la recepción  de lo sucedido en Lourdes? Está muy claro: los mallorquines  se sintieron concernidos por aquella epifanía mariana, porque el Reino de Mallorca desde su constitución, y desde su reinante casa, por coetaneidad y vanguardia oriental, fue muy franciscano y muy lulístico mariano. Mallorca renace políticamente romana, tras tres siglos islámicos, en plena eclosión de Francisco -en otra entrada hablaremos de la familia real mallorquina (en efecto todo es cuestión de familia)- y porque el primer vate de su lengua, Ramon Lull, fue un laico insular que se bate continental en París, Roma, Asia y África en defensa de María. ¿No fue acaso María -una vez más- la que  libró a  Jaime I de ver estrellada su flota  en la Sierra de Tramontana, y la que la puso en derrotero a Palma en lugar de Pollensa, desde donde la conquista seguramente habría sido más lenta?
La proclamación del dogma en 1854 se festejó en Palma como un cúmulo de todas las celebracio es de la Inmaculada desde hacía siglos. Y las apariciones de Lourdes en 1857 -en una época en que Mallorca andaba ya más avecinada a Francia que con Italia-, fueron noticia propalada a velocidad de vecindario.
Mallorca fue muy celosa de aquella aparición. Celante